Variación geográfica
En México, los precios de los productos agropecuarios presentan una alta variabilidad geográfica, influenciada por factores como los costos de transporte, la proximidad a las zonas productoras, la demanda local y la infraestructura de distribución. Esta dispersión espacial genera diferencias significativas entre regiones del país.
Por ejemplo, ciudades fronterizas o turísticas como Tijuana y Cancún suelen registrar precios más altos en varios productos agropecuarios. Esta tendencia se explica por los mayores costos logísticos asociados al traslado desde las zonas productoras del centro o sur del país, así como por una demanda más elevada vinculada al consumo turístico o al poder adquisitivo en zonas con fuerte actividad comercial. En algunos casos, también incide la mayor dependencia de productos importados, lo cual encarece la oferta local.
En contraste, el centro del país —que incluye entidades como Guanajuato, Querétaro, Puebla y el Estado de México— tiende a mostrar precios más bajos en productos básicos como huevo, pollo, jitomate o maíz. Esto se debe a la cercanía con importantes centros de producción agrícola y pecuaria, a redes de distribución más eficientes y a una mayor competencia entre proveedores, lo que reduce los márgenes de comercialización.
Estas diferencias territoriales en los precios pueden observarse mediante análisis espaciales y visualizaciones como mapas de calor, que permiten identificar zonas de mayor y menor precio por producto.